Saint Seiya - Saga del Santuario
CAPITULO II
LUCHA EN LA MONTAÑA DE LA MUERTE
Tras un extenso viaje plagado de peligros, nuestros héroes arriban a la Montaña de la Muerte, lugar pactado con los Caballeros Negros, para desarrollar la lucha que determinará quién se quedará con las piezas faltantes de la Armadura Dorada de Sagitario.
El primero en encontrarse con su símil negro es Hyoga, el Caballero del Cisne. El Cisne Negro, que tiene en su poder las hombreras de la preciada Armadura Dorada de Sagitario, para defender su posesión, agrede al Cisne de Bronce lanzándole un ataque de Polvo Negro de Diamantes.
Luego de un feroz combate, durante el cual los contendientes se propinaron terribles golpes, Hyoga consigue congelar al Cisne Negro contra uno de los picos de la Montaña de la Muerte. A pesar de su triunfo, l-lyoga no puede evitar que el Cisne Negro, antes de morir, le envíe la insignia de su casco a lkki. En ella, el Fénix podrá ver reflejada la técnica de lucha del Cisne de Bronce.
Ya con la protección para el brazo izquierdo y las hombreras de la Armadura Dorada de Sagitario en su poder, Hyoga continúa triunfante su camino.
En forma imprevista, también llega el momento en que Seiya encuentra su oportunidad para ratificar su inmenso valor. El Caballero .de Pegaso, se encuentra repentinamente cara a cara con el Pegaso Negro, quien tenía en su poder el cinturón de la Armadura Dorada de Sagitario, y el enfrentamiento se hace ¡nevitable. Debido a su extraordinaria técnica, Seiya vence con facilidad a su oponente, aunque durante el transcurso de la lucha, no alcanza a impedir que, en su único ataque, el Caballero Negro logre impactar contra su cuerpo uno de sus temibles meteoros.
Restándole importancia al impacto recibido - Seiya consideró que se trataba de un simple golpe- , nuestro héroe prosigue su camino en busca del Fénix, pero en el trayecto un calor intenso comenzó a molestarlo. Ese calor pronto se convirtió en un abrasador fuego que parecía quemarle las entrañas y cuya intensidad iba en aumento. Para aliviar su tormento, Seiya decidió sacarse su Armadura y refrescarse con la helada nieve del lugar, pero su idea no resultó. Al instante comprobó que de la superficie de su cuerpo comenzaron a brotar una espantosas manchas marrones que lo cubrieron por completo.
Cuando su desesperación aumentaba, recordó una amenazadora advertencia lanzada por el Pegaso Negro antes de ser vencido: “No podras librarte de la Muerte Negra “. En ese momento, tras tambalearse, Seiya perdió el conocimiento y cayó de la Montaña de la Muerte.
Shun, Caballero de Andrómeda, quien se encontraba en las proximidades del lugar donde se estaba desarrollando el drama, escuchó el sonido de una campanilla y se dirigió al sitio de donde provenía. Tremenda fue su sorpresa cuando descubrió a Seiya en mal estado y tendido en una saliente de la montaña, con serio riesgo de caer al vacío. Con sus cadenas inició un desesperado rescate, no sin antes notar un extraño color en la piel de su cámarada y amigo.
Cuando Shun estaba dedicado de lleno a la tarea de salvataje, irrumpió agresivamente en el lugar el Caballero Negro de Andrómeda, quien rápidamente lanzó su ataque. Como la cadena de Andrómeda Negro tenía la extraordinaria cualidad de poder convertirse en serpiente, Shun imprevistamente se vio forzado a tomar una difícil decisión: continuar alzando a Seiya del peligroso lugar en el que estaba a riesgo de su propia vida, o abandonar momentáneamente a su amigo para responder al ataque del Caballero Negro.
A pesar de que había sido herido por el accionar de su rival, el Caballero de Bronce, como corresponde a un guardián del Bien, no se decidía a soltar a Seiya aunque éste se lo pedía constantemente. Shun sentía el deber de protegerlo. La situación era angustiante, ya que los dos Caballeros de Bronce corrían serio peligro. Repentinamente, hizo su aparición en la escena Shiryu, quien empezó a alentar a Shun para que elevara su Cosmo Energía al máximo nivel. Con eso bastó para que el va l e r o s o Caballero de Andrómeda reaccionara. En un supremo y último esfuerzo, de un sólo ataque hirió mortalmente a su rival Negro.
Eliminado el adversario, Shiryu le pidió a ui que continuara con el rescate de Seiya, para así poder cumplir con su nueva misión: enfrentar al próximo rival, el temible Dragón Negro.
En combate entre el Caballero y su rival resultó terrible. Durante su transcurso, Shiryu a pesar de haber recibido un duro castigo que le ocasionó una perdida de sangre quepuso en peligro su vida, logró sobreponerse venciendo a su rival.
En el momento en que Shiryu tenía al Caballero Negro a su merced, éste extendió su dedo índice y le detuvo la hemorragia, con lo que salvó su vida. Asombrado, Shiryu le preguntó por qué había hecho eso por él y la respuesta del Dragon no se hizo esperar. Le explicó que él quería creer. en eso que llamaban amistad, valor que había animado a Shiryu a arriesgar su vida para defender a sus amigos y compañeros.
Al mismo tiempo, mientras Shun intentaba sacar a Seiya, cuyo aspecto era terrible, del abismo, y no dejaba de preguntarse cómo salvarlo, Shiryu sólo observaba. Recordaba el momento en que había ofrendado la mitad de su. sangre para reparar las Armaduras con el Maestro Mo de Jamiel, y logró sobrevivir. También pensaba en el reciente instante en el que el Dragon Negro, conmovido por el arrojo y valentía demostrado al luchar en defensa de sus amigos, los había salvado deteniéndole la hemorragia al darle en un Punto Estrellado. En ese preciso momento pensó en su Maestro y, de golpe, clavó uno de sus dedos en el cuerpo de Seiya, de donde comenzó a emanar abundante sangre.
Ante la desesperación de Shun, que creía que Shiryu lo estaba rematando, este le explicó que sólo estaba intentando aplicar las enseñanzas de su Antiguo Maestro. En definitiva, le había dado en un Punto Estrellado. Como cada uno de los Caballeros están protegidos por su propia Constelación, en el caso de Seiya, sus puntos vitales equivalen a la posición de sus diez estrellas guardianas de la Constelación de Pegaso.
De esta forma, al haber golpeado Shiryu en uno de los diez puntos estrellados de su amigo, Seiya debería expulsar de su cuerpo la Sangre Negra, que era la causante de su mal, al estar contaminada por el impacto del meteoro del Pegaso Negro. Ahora, como todo dependía de la fortaleza de Seiya para reponerse, sus amigos decidieron dejarlo allí hasta que se restableciera, ya que había perdido mucha sangre y estaba muy débil.
El próximo enemigo a enfrentar no resultaría nada fácil de batir, y los Caballeros de Andrómeda y Dragón lo sabían. Debi medirse con lkki, Caballero de Andrómeda y líder de los ya derrotados Caballeros Negros. Shun y Shiryu conocían el gran poderío de la Armadura de lkki, la que era capaz de reconstruirse a sí misma. A ese poder, había que agregar que su ambición no tenía límites.
Para nuestros héroes era imprescindible recuperar la última pieza de la Armadura Dorada de Sagitario, que perteneciera al Caballero Dorado Aiolos. Su casco estaba en poder del Fenix y hacia el vañ los servidores del Bien para luchar por la posesión de esa pieza.
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Pierre Gunsett.
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Revisado: 22 de Diciembre de 2001.